El artículo 12 del Estatuto de Autonomía de la Comunitat Valenciana señala que corresponde a la Generalitat velar por la protección y defensa de la identidad y los valores e intereses del pueblo valenciano y por el respecto a la diversidad cultural de la Comunitat Valenciana y su patrimonio histórico.
Por otro lado, la Ley 4/1998, de 11 de junio, del patrimonio cultural valenciano, establece en el artículo 45 que serán declarados bienes inmateriales de interés cultural las actividades, las creaciones, los conocimientos, las prácticas, los usos y las técnicas que constituyen las manifestaciones más representativas y valiosas de la cultura y las formas de vida tradicionales de los valencianos, así como las tradiciones en sus manifestaciones musicales, artísticas, gastronómicas o de ocio, y especialmente las que han sido objeto de transmisión oral y las que mantienen y potencian el uso del valenciano.
Vistos los informes técnicos favorables a la incoación del expediente de declaración de bien de interés cultural inmaterial emitidos por el Servicio de Patrimonio Cultural y por la Comisión Técnica para el Estudio e Inventario del Patrimonio Inmaterial.
Considerando lo que dispone el artículo 27 de la Ley de la Generalitat Valenciana 4/1998, de 11 de junio, del patrimonio cultural valenciano, resuelvo:
Incoar el expediente para declarar bien de interés cultural inmaterial los actos de la Bajada del Cristo y de las Embajadas de las fiestas de moros y cristianos de Ontinyent.
De acuerdo con los artículos 28 y 45 de la Ley de la Generalitat Valenciana 4/1998, de 11 de junio, del patrimonio cultural valenciano, se hacen constar en el anexo de esta resolución la descripción del bien y sus valores.
La protección de los actos de la Bajada del Cristo y de las Embajadas de las fiestas de moros y cristianos de Ontinyent como patrimonio cultural inmaterial se concretará en las medidas siguientes:
a) Realizar labores de identificación, descripción, investigación, estudio y documentación con criterios científicos.
b) Incorporar los testimonios disponibles a soportes materiales que garanticen su protección y preservación.
c) Velar por el desarrollo normal y la pervivencia de esta manifestación cultural, y también tutelar la conservación de sus valores tradicionales y su transmisión a las generaciones futuras.
Cualquier cambio que exceda del normal desarrollo de los elementos que forman esta manifestación cultural se tendrá que comunicar a la dirección general competente en materia de patrimonio cultural para que, si procede, reciba la autorización administrativa y se modifique la presente declaración.
Las acciones de salvaguardia que se proyectan tendrán que tener en cuenta, de manera muy especial, los riesgos de desvirtuación que se podrían derivar del turismo masivo, así como la necesidad de valorar y proteger adecuadamente los oficios tradicionales asociados a esta manifestación.
La gestión del bien la tendrá la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía de Ontinyent, que será la que decidirá sobre aspectos materiales e inmateriales, así como sobre el desarrollo de la mencionada manifestación cultural.
En cumplimiento de lo establecido en el artículo 27.3 de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del patrimonio cultural valenciano, se notifica la presente resolución a los interesados, y se comunica al Registro General de Bienes de Interés Cultural para que se anote de manera preventiva.
Publicar la presente resolución con su anexo en el «Diari Oficial de la Generalitat Valenciana» y en el «Boletín Oficial del Estado».
Valencia, 24 de julio de 2018.–El Conseller de Educación, Investigación, Cultura y Deporte, Vicent Marzà Ibáñez.
Identificación geográfica: Ontinyent.
Ámbito: festivo.
Tipología: fiesta de moros y cristianos.
Denominación principal y otras: Embajadas del Moro y del Cristiano y la Bajada del Cristo de la Agonía (santo patrón de los moros y cristianos).
A) Embajadas del moro y del cristiano.
1. Comunidades o personas relacionadas con el elemento: embajador moro, embajador cristiano, soldado moro, soldado cristiano, estafeta. Los acompañan los capitanes, banderas y portaestandartes de las 24 comparsas, junto con los disparadores y los festeros y festeras y el público que asisten al acto.
2. Descripción corta: Lunes de fiestas. El olor acre de la pólvora quemada invade la plaza Major y hermana a los disparadores. El humo difumina las caras, y el retronar de los arcabuces y trabucos, y los vibrantes parlamentos, son un conjunto de factores que hacen de las Embajadas uno de los actos más completos: es la apoteosis de la pólvora y de la palabra. Al pie de un imponente castillo de madera adosado a los muros del ayuntamiento, los embajadores recitan los 528 versos –la mayor parte endecasílabos y de rima asonante– que escribió en 1860 el magistrado del Tribunal Supremo y famoso literato Joaquín J. Cervino Ferrero. El parlamento responde al canon literario propio del Romanticismo y rememora antiguas glorias medievales. Seis castillos se han sucedido a lo largo de la historia de nuestra fiesta, pero el escenario de la representación diplomática y bélica no ha cambiado
3. Marco espacial.
3.a Localización: el castillo de fiestas adosado a la fachada del ayuntamiento (plaza Major).
3.b Recorrido: por la mañana, el ejército cristiano parte desde el puente de Santa Maria y el moro, desde el lavadero de la Cantereria. Los dos, disparando durante todo el trayecto, confluyen ante el castillo. Por la tarde, se intercambia el punto de salida.
4. Marco temporal.
4.a Calendario: lunes siguiente al cuarto domingo del mes de agosto.
4.b Periodicidad: anual.
5. Descripción y caracterización.
5.a Orígenes documentados o atribuidos: el acto de las Embajadas data desde el inicio de la fiesta en el año 1860. El día 7 de agosto de 1860 se declamaron por primera vez los textos de J.J. Cervino. El primer programa de fiestas (1860) explica de manera pormenorizada todos los detalles del acto.
5.b Evolución histórica/modificaciones: a lo largo de la historia, desde 1860 ha experimentado cambios en los itinerarios, pero la función principal –los parlamentos– se han declamado siempre en la plaza Major.
5.c Personajes: indumentarias, prácticas y funciones: los personajes principales son los dos embajadores, y los secundarios, el soldado cristiano y el centinela moro. La estafeta se limita a llevar el documento en el que se requiere la rendición. Hasta 1980, los embajadores eran «de oficio» y eran vestidos por la Sociedad de Festeros. A partir de esta fecha el cargo es asumido por la comparsa que desfila en séptima posición y, por lo tanto, es renovado cada año.
5.d Organización/financiación: la organización del acto corre a cargo de la Sociedad de Festeros, que es su promotora.
5.e Relación de los bienes muebles e inmuebles o entornos de interés vinculados: desde 1860 se han sucedido seis castillos. En las fiestas de 1985, año en el cual se conmemoraba el 125 aniversario de la fundación moro-cristiana, se estrenaba el sexto castillo. El antiguo castillo, diseñado por Carlets en 1948, se encontraba en mal sido y tan solo se conservaban unas secciones. El presidente José Bas Terol propuso la construcción de un nuevo castillo. En la actualidad continúa siendo la fortaleza donde los embajadores declaman sus parlamentos y se disputa la ficticia batalla.
6. Interpretación y simbolismos: el texto de las Embajadas es una obra original, escrita expresamente para un acto de fiestas y para la villa de Ontinyent. En él se alude continuamente a personajes ilustres de la localidad como por ejemplo Gomis, fray Lluís Galiana, el arzobispo Segrià, Cerdà; a sus parajes: el río Clariano, el Mirador, el barranco y la fuente de la Puríssima, las aldeas musulmanas de Benarrai y L’Arbellar... También habla de hechos históricos y del patrón de las fiestas, el Cristo de la Agonía.
7. Percepción e implicación de la población y grado de apertura al público: el acto de las Embajadas, cada vez más, es dignificado gracias a la seriedad y preparación de los embajadores. Existe un reglamento que regula al por menor el desarrollo del acto. Festeros y festeras y público asistente escucha atentamente el parlamento.
8. Salvaguardia.
8.a Agentes y metodología de transmisión: en la primera edición (Madrid 1881) que se lanza en letra de molde por la Imprenta y Estereotipia de Aribau y Cía., el autor ya remarca el carácter único y específico de la obra; indica al final de la introducción: «Hoy se imprimen con ánimo de evitar que los innumerables errores de copia manuscrita les quiten, como ya sucedía, hasta el sabor de localidad, única ventaja que tienen sobre las de los pueblos circunvecinos; adrede se escribieron para que no se representaran al público sino en las fiestas de Onteniente.» Los versos de Cervino han sido fuente de inspiración, cuando no copia directa, en la redacción de las embajadas otras poblaciones.
8.b Identificación de riesgos y diagnóstico: los criterios dictaminados por la Dirección General de Cultura y Patrimonio hacen patente el difícil mantenimiento de las procesiones con arcabucería y los alardos que acompañan a las embajadas por las limitaciones derivadas de la reglamentación de armas de retrocarga. Ciertamente, se observa en ellas un detrimento de estos actos a favor de otros más hedonistas y orientados hacia el espectáculo.
Los dos actos tienen un denominador común: el disparo de salvas de pólvora, una actividad lúdica claramente reglamentada por las fuerzas de seguridad. En este sentido, la Sociedad de Festeros ejerce un papel activo en la salvaguardia y protección de las personas que participan en ellos con la aplicación de varias medidas como el Reglamento de disparo, aprobado en la Asamblea General Extraordinaria del 24 de noviembre de 2013.
9. Valoración y justificación de la declaración: las Embajadas del Moro y del Cristiano conservan los alardos de época foral. Son una representación simbólica del enfrentamiento entre las dos culturas, una lucha que acaba con el hermanamiento de los dos bandos. El texto de las Embajadas, escritas por el escritor romántico J. J. Cervino en 1860, posee un valor literario que hay que preservar (anexo II).
Hay que destacar que el texto de las Embajadas aboga por la tolerancia entre las culturas musulmana y cristiana. El parlamento del centinela cristiano es un ejemplo de igualdad entre las dos civilizaciones, como se desprende de estas palabras: «recordando el valor de nuestros padres/unos somos cristianos, otros moros/y todos en quererte ¡oh patria! iguales». Los embajadores de los dos bandos en lucha se respetan mutuamente, son dos adversarios que cortésmente defienden distintos intereses: «Embajador moro: Por ti lo siento, capitán valiente./Capitán cristiano: Por ti lo siento, embajador galante.» Ciertamente, la historia determina que los cristianos sean los vencedores, pero, al contrario que en otras poblaciones, el vencido no es obligado a abjurar de su fe. Moros y cristianos acaban el acto desfilando juntos.
B) Bajada del Cristo de la Agonía.
1. Comunidades o personas relacionadas con el elemento: la Sociedad de Festeros del Santísimo Cristo de la Agonía, integrada por doce comparsas cristianas y otras doce moras. Participa también la asociación Anderos del Cristo y todos los vecinos y vecinas de Ontinyent que lo deseen. Es un acto abierto a todo el mundo.
2. Descripción corta: la Bajada del Cristo de la Agonía es una celebración religiosa anterior al nacimiento de la fiesta moro-cristiana de la época moderna. Es continuadora de una tradición secular, cuando los soldados de Ontinyent –en época foral– acompañaban con salvas de pólvora a la patrona. A pesar de su antigüedad, es uno de los actos que menos variaciones ha experimentado a lo largo de la historia de los moros y cristianos desde 1860. Este acto es, sin duda, uno de los más sentidos para muchos de los vecinos y vecinas de Ontinyent: imágenes impactantes, recuerdos por las personas ausentes, emociones a flor de piel. El pueblo de Ontinyent traslada la imagen del Cristo desde la ermita de Santa Anna a la Real Parroquia de Sant Carles. El acto empieza con un parlamento a los pies de la ermita entre el embajador moro y el cristiano, y a continuación se comienza una batalla con arcabucería. La procesión sigue hasta llegar a la iglesia de Sant Carles. También participa en el acto desde 1880 la barca de la comparsa Almanzor.
3. Marc espacial.
3.a Localización: Ontinyent.
3.b Recorrido: la procesión de la Bajada del Cristo continúa manteniendo el mismo itinerario desde 1860, un hecho que se puede constatar comparando los antiguos programas con el actual: ermita de Santa Anna (s. XV), camino de Santa Anna, calle de la Cantereria, puente Vell, plaza de Baix, plaza Major, calle Maians e iglesia parroquial de Sant Carles (antiguo convento jesuita, s. XVIII). Hay que destacar que la Subida del Cristo sigue un itinerario diferente, más lógico y más corto, atravesando por el puente Nou (que no empezó a construirse hasta 1879).
4. Marc temporal.
4.a Calendario: cuarto sábado del mes de agosto.
4.b Periodicidad: anual.
5. Descripción y caracterización.
5.a Orígenes documentados o atribuidos: la lectura atenta de un viejo manuscrito, redactado con toda seguridad a mediados del siglo XIX, nos ha revelado nuevas informaciones respecto de la devoción al Cristo de la Agonía: «El día 25 de noviembre de 1809, por motivo de unas rogativas bajaron al Cristo de Santa Ana en andas por hocho hombres y (lo) colocaron en la iglesia de San Miguel [..] y fue restituido en su Ermita a su nueva capilla a principios de marzo de 1810.»
Esta manifestación religiosa –datada en vísperas de la ocupación napoleónica de Ontinyent– es la primera de una serie de manifestaciones de devoción que nuestros antepasados realizaron en honor al Santísimo Cristo de la Agonía. A él se encomendaron en las sucesivas epidemias de cólera que dejaron a su paso un reguero de muertes y desolación. Entre todos los episodios documentados en la serie histórica del Archivo Municipal de Ontinyent (AMO. Cabildos), tuvo especial importancia la virulenta epidemia de cólera que afectó Ontinyent en el otoño de 1854. Los habitantes de Ontinyent apelaron a la intercesión del Cristo de la Agonía, al cual bajaron desde la ermita de Santa Anna a la iglesia de Santa María.
No hay duda que es a mediados del siglo XIX cuando la devoción por el «Morenet» de Santa Anna crece de manera significativa entre los fieles y a él dirigen las rogativas en las sucesivas sequías. La constitución de la iglesia de Sant Carles como parroquia independiente en 1851 y el nacimiento de la fiesta en 1860 no harán más que potenciar su culto hasta el punto de proclamarle santo patrón de los moros y cristianos y de incluir la Bajada como un acto más de las fiestas.
5.b Evolución histórica/modificaciones: las milicias urbanas, armadas con trabucos, eran enviadas en los siglos XVI y XVII a defender las poblaciones del litoral valenciano cuando estas eran atacadas, primero por la armada turca y posteriormente por los corsarios berberiscos. De manera periódica, estas tropas realizaban maniobras militares con objeto de mejorar su eficacia. Estas tropas eran comandadas por la máxima autoridad municipal, el jurado en jefe, y eran encabezadas por la señera real. En esta bandera de campo, según indica la documentación municipal (acta de «Consejos y elecciones» 10 abril 1576), figuraban «les barres de Aragó, ço és groch y bermell».
En un momento determinado –en el caso de Ontinyent en 1652– las milicias urbanas participan en las fiestas locales y empiezan a acompañar a la Purísima Concepción disparando salvas de pólvora que pagaba el Ayuntamiento. Estos festejos o alardos pronto desaparecieron, pero en otras poblaciones valencianas continuaron honorando de esta manera a sus patrones. Los estudiosos están de acuerdo en que estas celebraciones son el antecedente inmediato de la actual fiesta de moros y cristianos.
La Bajada del Cristo retoma en 1860 esta vieja tradición de los alardos forales, solo que en lugar de dedicarlo a la Purísima lo hicieron al Cristo.
5.c Personajes: indumentarias, prácticas y funciones: participan los llumeners del Cristo de la Agonía, que fueron unos de los fundadores de la fiesta de moros y cristianos en 1860 junto con los socios del casino El Porvenir y el Ayuntamiento. En la Bajada, los «anderos» (1898) –que van vestidos con una indumentaria marinera– llevan a hombros la imagen del Cristo. Las veinticuatro comparsas, a ritmo de marcha de procesión, desfilan con el segundo traje oficial.
5.d Desarrollo y secuencia temporal: a las siete de la tarde del sábado de fiestas empieza a cesar el ensordecedor tronar de los arcabuces que han empezado la ficticia lucha a las seis de la tarde, precedida por un parlamento entre los dos embajadores (obra de José María Royo). Los llumeners esperan que «el sol bese los romeros»; es el atardecer la hora convenida por la ancestral tradición. Dos golpes de bombo, campanas al aire, suena el himno y sale el Cristo de la ermita de Santa Anna. En medio de un silencio expectante, el Morenet se encamina por el viejo camino de Santa Anna hasta la Cantereria, atraviesa el puente Vell, continúa por la plaza de Baix y por la calle Maians para ser acogido en la iglesia de Sant Carles. El mismo itinerario que en el año 1860. A las puertas del templo la barca Almanzor (1880) y la heredera de la antigua fragata marinera lo esperan con una lluvia de pétalos. Olor a cera y a flor de nardo, devoción y tradición, a partes iguales...
5.e Organización/financiación: la organización del acto corre a cargo de la Sociedad de Festeros, que es su promotora.
5.f Relación de los bienes muebles e inmuebles o entornos de interés vinculados: ermita de Santa Anna (1416), camino de Santa Anna, calle de la Cantereria (s. XVII), puente Vell (1500), plaza de Baix (s. XV), plaza Major (s. XV), calle Maians (s. XVI) e iglesia parroquial de Sant Carles (antiguo convento jesuita, s. XVIII).
6. Percepción e implicación de la población y grado de apertura a los públicos: la iniciación de los niños y niñas en la fiesta era función del padre; bien a pie cogidos de la mano, bien al brazo, estos participaban en la procesión de la Bajada. Actualmente continúa esta tradición. Los abuelos cuando llegan las comparsas a la plaza de Baix entregan los nietos y nietas a sus padres. Creyentes y no creyentes participan en esta transmisión de devoción.
7. Salvaguardia
7.a Identificación de riesgos y diagnóstico: los criterios dictaminados por la Dirección General de Cultura y Patrimonio hacen patente el difícil mantenimiento de las procesiones con arcabucería y los alardos que acompañan a las embajadas por las limitaciones derivadas de la reglamentación de armas de retrocarga. Ciertamente, se observa en ellas un detrimento de estos actos a favor de otros más hedonistas y orientados hacia el espectáculo.
Los dos actos tienen un denominador común: el disparo de salvas de pólvora, una actividad lúdica claramente reglamentada por las fuerzas de seguridad. En este sentido, la Sociedad de Festeros ejerce un papel activo en la salvaguardia y protección de las personas que participan en ellos con la aplicación de varias medidas como el Reglamento de disparo, aprobado en la Asamblea General Extraordinaria del 24 de noviembre de 2013.
8. Valoración y justificación de la declaración: el acto de la Bajada del Cristo de la Agonía es el símbolo máximo de la fiesta de moros y cristianos de Ontinyent en la suya vertiente religiosa. También es heredero directo de las salvas de honor que disparaban las milicias efectivas de época foral. Una celebración con más antigüedad que las mismas fiestas moro-cristianas y que continúa celebrándose prácticamente igual que hace ciento cincuenta años.
Embajada del moro. Por la mañana. Interlocutores: embajador moro, capitán cristiano y soldado cristiano.
Castillo de Ontinyent: sobre la puerta el escudo heráldico de la villa, que es un castillo coronado con las barras de Aragón y dos leones vomitando agua, con esta leyenda: «Cual mis aguas, es limpio de mis hijos el linaje».
Habla el soldado cristiano desde las almenas.
Soldado
Insigne villa, en quien el cielo santo
Derramó a manos llenas sus bondades,
Y en los días de gozo fue tu escudo.
Y fue tu amparo en los adversos trances;
Tú, villa de Ontinyent generosa,
Tú, reina augusta del más lindo valle,
Tú, la de fuentes límpidas y puras,
Tú, la de fecundísimos raudales,
Tú, que te ves de flores coronada,
De espigas y racimos, en la margen
Del risueño Clariano, cuyas ondas
Besan tu pie al rendirte vasallaje;
Tú, que te ufanas con tus nobles hijos,
Que en todas ocasiones fueron parte
A consignar tu nombre en las historias,
Orlado con laureles inmortales;
Tú, que debiste a Dios tantos auxilios,
Si en pestes, guerras, tempestades o hambres,
A probar tu constancia y fe cristianas
Llegó tal vez azote fulminante;
Que llamas protectora, y reina, y guía,
Y refugio, y patrona, y norte, y madre,
A María, más pura que los cielos
Y que los soles que en los cielos arden;
Tú, en fin, patria querida, acude alegre
Y el regocijo público comparte
Con que hoy queremos tus ufanos hijos
Reverenciar la salvadora imagen,
La imagen de Jesús en la Agonía,
Por quién a Dios tu angustia encomendaste
Cuando el contagio horrendo atribulaba
Tus campos, y tus plazas, y tus calles,
Ven y consiente que en ficción risueña,
Y en bullicioso retronante alarde,
El humo de la pólvora te anime,
Y el estallar del arcabuz te halague,
Recordándote hoy luchas y proezas
De otros siglos tal vez y otras edades,
Que tu fe aviven y que a nadie cueste
Ni una gota de llanto ni de sangre.
Ea, pues, Ontinyent, a Dios bendice;
Olvídate de críticos quilates
Si oyes que remezclamos las modernas
Con tus antiguas glorias inmortales;
Y, pues que en veras contra el moro altivo
Acaba España de mostrar que sabe
Pelear y vencer, y de Marruecos
Dominar los feroces estandartes,
Ven hoy a ver como en alegres burlas,
Recordando el valor de nuestros padres,
Unos somos cristianos, otros moros,
Y todos en quererte ¡oh, patria! iguales.
Aparece el embajador moro seguido de una brillante escolta de los suyos; ésta queda a conveniente distancia, y él, adelantándose hacia el castillo, dice:
Embajador
Bravo castillo es ese en que el cristiano
Seguro piensa estar de los alfanjes
Que los hijos de Alá blandir sabemos,
Contando las victorias por combates.
Bravo es ese castillo, y le decoran
Las barras de Aragón y dos voraces
Leones en su escudo, cuyas bocas
Agua despiden pura y murmurante.
Orgulloso es el mote que por cima
De su blasón la noble villa trae;
Lo conozco y lo leo: «Cual mis aguas
Es limpio de mis hijos el linaje».
Y juro por Mahoma, que a valientes
No hay muchos en España que les ganen;
Serían los primeros, si nosotros
En valor no estuviéramos delante.
La villa ha de rendir; más antes quiero
Ver si, evitando asaltos y combates,
Hundir consigo su cristiana enseña,
Y mis lunas plantar en sus baluartes.
A Abdalá sirvo así, rey poderoso,
Temido del Poniente hasta el Levante,
Que esta embajada a proponer me envía
A esos cristianos en su fe arrogantes.
Sal, pues, caballo mío: parte y broten
Fuego las piedras donde el callo estampes.
Allí está el centinela: ahora veremos
Si su jefe se atreve a presentarse.
Se acerca al castillo luciendo la maestría de su caballo.
Soldado
¡Alerta! ¡Alerta! Armada gente arriba,
Castillo de Ontinyent, a tus umbrales.
Suenan dentro del castillo dos notas de un clarín, como avisando.
Embajador
¡Ah del muro! Cristiano centinela,
No te asustes al verme.
Soldado
¡Yo asustarme!
Ni con cien como tú.
Embajador
Tienes orgullo.
Soldado
Tengo serenidad para el combate,
Y de hablar con un hijo de Mahoma
No muy vivos deseos.
Embajador
¡Soy atarfe!
Soldado
Más que seas Luzbel: yo soy Gandía,
Nacido entre estos ricos olivares,
Y tengo un arcabuz, que Mata-moros
Se llama de apellido.
Embajador
Bien: me place
El ver que el centinela del cristiano
Es jactancioso. Avisa al comandante
De ese castillo, y acabemos pronto
La embajada que tengo que anunciarle.
Soldado
¿Embajada dijiste? Pues presumo,
Si nos quieres rendir, que será en balde.
Vase.
Embajador
¡Oh! ¡Si lograra yo con mis razones
Convencer al caudillo de ese adarve!
¡Qué premio tan magnífico obtuviera
Del gran Califa, que el profeta guarde!
Sale el capitán cristiano.
Capitán
¿Quién busca al capitán Lope Vaillo?
Embajador
Atarfe, embajador que quiere hablarte.
Capitán
¿Eres tú?
Embajador
El mismo soy.
Capitán
Dios te ilumine.
Embajador
Y a ti líbrete Alá de todos males.
Capitán
Caballero parésceme y valiente.
Embajador
Lo mismo me pareces arrogante.
Capitán
Di pronto a qué viniste, que ya escucho.
Embajador
Pues oye, y de escucharme no te canses.
Después que vuestros reyes, sumergidos
En odios, en molicie y en desmanes,
El cetro de los godos convirtieron
En débil caña combatida y frágil,
Apareció Rodrigo, para colmo
De hispana desventura miserable,
Y al conde Don Julián fiero ultrajando,
Trajo a España las iras del alarbe.
Bien sabes, capitán, del Guadalete
Las hórridas jornadas, y bien sabes
Cómo lograron mis abuelos daros
Pruebas de su ardimiento y su coraje.
¿Quién como Alá? Brilló la Media Luna
En donde muere el sol y en donde nace.
África lanzó a España sus valientes;
África venció a España en todas partes;
Tarif, Abderramán, Almanzor, Muza
Ciñéronse laureles inmortales.
Zaragoza, Toledo, Jaén, Granada,
Sevilla, Badajoz, Santiago, Cádiz,
Vieron al Moro triunfador alzando
Bandera victoriosa, y las ciudades,
Las villas y los campos de consumo
Le rindieron tributo y vasallaje.
Esa hermosa Valencia, paraíso
De flores, y de amor, y de beldades,
Bajó también la coronada frente,
Y un moro fue su rey, califa y padre.
De allí extendiose el musulmán imperio,
Y árabe fue Ruzafa y Almusafes,
Y Alberique, y Alcira la sultana,
Que del Júcar se baña en los cristales;
Xátiva, Benigánim y Gandía,
Albaida, Alcoy, cien otros, y este valle,
Desde el altivo Moncabrer y desde
La peña que figura un monje en Agres,
Hasta el confín del reino castellano
En Villena y Caudete, fueron árabes.
Tú también, Ontinyent, en las almenas
Del Mirador nuestro pendón miraste;
Nuestras son tus costumbres, nuestro el modo
De cultivar tus campos y heredades;
Nuestra la ley de repartir las aguas,
Destinadas al riego en limpios cauces;
Nuestro el brillar que en los serenos ojos,
En los luceros de tus hijas arde;
Nuestro el valor y arranque de tus hijos,
Y casi nuestro aún su porte y trajes.
Siendo esto así, ¿qué importa que vencieran
El Cid después y reyes cual Don Jaime?
¿Qué importa que las villas y castillos
Nos hicieran perder en duros lances?
Os trajeron la Cruz, más no con ella
El bienestar que nos debisteis antes.
Capitán
Cállate, moro, y de la Cruz no insultes
Los que adoramos hoy sacros esmaltes,
O juro que me falte la paciencia
De continuar oyendo tu mensaje.
Sigue: contestaré; porque hasta ahora
Parecen tus razones disparates.
Embajador
Pues en su mente altiva recordando
Mi gran rey Abdalá que esos pilares
Fueron de sus mayores, y estas tierras
Conquistadas al precio de su sangre,
Decide, por amor hacia vosotros,
Recobrarlas, de hoy más, a todo trance.
Capitán
No lo ha pensado mal, pero imagino
Que el ponerlo por obra no es tan fácil.
Embajador
Escúchame hasta el fin; no hay imposible
Que el poder de Mahoma no contraste.
Rey potente Abdalá, de Dios querido,
Amado del Profeta, el sabio, el grande,
Lleva su imperio hasta el remoto clima
Que fertiliza el caudaloso Ganges.
Vieras allí riquezas indecibles,
Montes de oro y colinas de diamantes.
Cien esclavas le siembran el camino
De rosas y claveles y azahares,
Y le ofrecen sus gracias que embelesan,
En dulces cantos y ligeros bailes:
De China y de Sabá le dan perfumes;
Le traen de Cachemira blancos chales;
Halla en tinas de pórfido y de plata
Baños de esencia de jazmín fragantes;
Habla, y le escuchan prosternados pueblos;
manda, y ruedan cabezas a millares;
Levanta el cetro y cubren las llanuras
Ejércitos de ejércitos ferales;
Dice: «¡Quién como yo!» y el mundo entero
Cede al oír su voz, tiembla y se abate.
Así Abdalá cruza el Egipto y vuela;
Deja atrás los desiertos arenales
Del África; el estrecho gaditano
Le ve pasar con invencibles naves;
Subyuga a Andalucía, llega a Murcia,
Domina cual rugir de tempestades;
La enseña de Mahoma ya ha fijado
En el fuerte castillo de Alicante;
Y aquí me envía, y de su parte vengo
A evitaros congojas y desastres.
Sube a esos montes, y verás la tierra
Cubierta de caballos y de infantes;
No resistáis, guerreros de Ontinyent;
No os mostréis temerarios y tenaces:
Ríndeme, capitán, ese castillo,
Y pídele a mi rey cuanto gustares.
Dije: decide, tu respuesta aguardo.
Escoge: guerra o paz. Pronto.
Capitán
Acabaste.
Embajador
Acabé.
Capitán
Ya la cólera me ahoga
Y casi no me deja contestarte.
Si embajador no fueras, ahora mismo
Sabrías con quien hablas, don Atarfe.
¿Rendirnos sin lidiar, moro altanero?
¿Nos tienes por traidores o cobardes?
Nunca lo fue esta villa, y pergaminos
Conserva en sus archivos que lo aclaren.
Dícesme que triunfaron tus abuelos
Aquí, allá y acullá, y en cien mil partes.
¿Por qué no has mencionado cuántas veces
Domó la cruz las iras del alarbe?
La Cruz hoy mismo victoriosa brilla
Desde Pirene hasta Tetuán, y alzarse
la ves hoy como nunca festejada
Por este pueblo religioso y grande.
Ella ha sido su amparo, ella libróle,
No ha mucho, de contagio miserable;
ella le dará el triunfo, y Ontinyent
Siempre bendecirá su sacra imagen.
Recuerda a Covadonga, y a las Navas,
Y a Daroca, y los Santos Corporales,
Y al Cid Batallador, que de Valencia
Arrojó los morunos estandartes.
Hablas de tus mayores: contra todos
Un nombre solo te daré brillante,
Un nombre que tus bríos eche a tierra:
El nombre triunfador del rey don Jaime.
¿Qué me importan a mí los montes de oro
Del déspota Abdalá, ni sus alfanjes,
Ni sus esclavas, que en fango hundidas
Vieron su amor vendido en vil ultraje,
Ni el orgullo tiránico, que a miles
Las cabezas muslímicas abate?
¿Son esas las venturas que me ofreces?
¿Son esos los regalos que me traes?
Guárdate para ti leyes de hierro,
Guárdate para ti sus alcoranes:
El cristiano no sufre despotismos
De Abdalá, ni Mahoma, denigrantes.
Real villa fue siempre la que miras;
Feudo no dio ni señorío a nadie;
La Santa Ley de Cristo, su Evangelio,
Fue de su municipio norte y base.
Y con su voto en Cortes, villa libre,
Ontinyent guardó sus libertades.
La historia te lo dice. ¿Y ahora quieres
Que, olvidados de Dios y nuestros padres,
Cedamos a orgullosas embajadas
O a jactanciosas altaneras frases?
Vuelve y dile a tu rey que aquí esperamos,
Prontos a defender nuestros altares,
Nuestros fueros y el trono de los reyes
Que al honor español dieron realce.
Antes morir que sucumbir con mengua;
Antes que moro, el español es mártir.
Embajador
¿Tal dices, capitán?
Capitán
Tal dije, moro:
Ni una palabra más, y Dios te guarde.
Embajador
Perecerán tus bravos; sangre y fuego
Tendrán del Agrillente a Fontanares.
Capitán
Pues Cristo en la Agonía nos socorra:
Ya veréis vuestro Alá que es lo que hace.
Embajador
Por ti lo siento, capitán valiente.
Capitán
Por ti lo siento, embajador galante.
Embajador
En la lid nos veremos.
Capitán
Nos veremos
En medio al retronar los combates.
Embajador
¡En el nombre de Alá, guerra al cristiano!
Capitán
¡En el nombre de Dios, guerra al alarbe!
Suenan clarines y música. Guerra de una y de otra parte.
Embajada del cristiano. Por la tarde. Interlocutores: soldado moro, embajador cristiano, el emir.
El mismo castillo de Ontinyent; pero en lo alto, en vez de la bandera española, ondea la media luna. Un soldado moro está de centinela en el castillo. El embajador cristiano, con sus guerreros, para su caballo a la vista de la fortaleza y dice:
Embajador
Valientes, allí está la noble villa,
La tierna madre, la querida patria,
Ontinyent, de la árabe pantera
Sufriendo triste la opresora garra.
Vedla y llorad: no en mengua de sus hijos
Puso allí el moro la atrevida planta;
Defendiose el cristiano mientras tuvo
Sangre en las venas, y en las manos armas;
Pero el cielo, sin duda, probar quiso
Nuestro valor y nuestra fiel pujanza,
O castigar pecados de la gente
Que esos muros fortísimos guardaban.
Prometamos a Dios, nobles cristianos,
Enmendar ya las cometidas faltas:
Cristo por su Agonía en nuestra ayuda
Vendrá, y a ser consuelo en nuestras ansias.
El pecho me lo anuncia: acaso hoy mismo
Podamos tremolar la enseña santa
Sobre la torre que el Clariano copia
En el cristal de su corriente clara.
Nunca más perderemos estos muros;
Vendrán los siglos, y verá pasmada
La Historia que los hijos de Ontinyent
Contribuyen a dar glorias a España.
¡Oh gozo! Ya parece que los veo,
Y que escucho sus nombres y prosapia,
Y que en armas, en ciencias, en virtudes,
En artes, en riqueza y bienandanza,
No solo en estos campos, sino en todos,
Lograr consiguen vencedora fama.
¡Oh! ¿quién pone sus nombres en mis labios?
Celeste inspiración mi pecho exalta,
Y como en profecía los pronuncio,
Y siento en gozo enajenarse el alma:
Un Cerdá, un Albuixech, Sanz, Lluch, Eixea,
Donat, Segriá, Tortosa, Pons, Sor Paula,
Y tantos otros que ilustrar consiguen
El blasón puro de la dulce patria.
Este ya adquiere de marqués corona;
Aquel con la de conde se engalana;
Un Gomis llena a Europa de armonía;
Quevedo valenciano es un Galiana;
Callad, callad; paréceme que escucho
Celebrar tales glorias en un arpa
Que es hija de este río y estas fuentes,
Al Manzanares luego trasladada,
Donde, en lindes de ingenio vencedora,
Logra el premio de manos de monarcas.
¡Que no sean ensueños de la mente
estas que te presagio honras bizarras,
¡Oh villa queridísima! Y que el cielo
Aumente en siglos mil tu ilustre fama!
Preciso es para ello, nobles tropas,
Que el perdón del castillo al punto caiga,
Y que la Cruz del Salvador domine
Otra vez desde el Llombo a la Solana.
Más quiero ver si nuestro Dios concede
Fuerza de convicción a mis palabras,
Y sin luchas ni asaltos arrojamos
de ese torreón las huestes musulmanas.
Aquí esperad, mientras al jefe moro
Arribo a proponerle mi embajada.
Retírase la escolta algunos pasos, y el embajador se adelanta hacia el castillo y continúa diciendo:
¡Cómo late mi pecho! Al fin te miro
de cerca, ¡oh villa en que pasé mi infancia,
Donde por vez primera los cantares
Lancé de amor a las serenas auras,
Y con faz los oyeron apacible
Donceles, y pastores, y serranas;
Donde por vez primera al cielo santo
Aprendí a dirigir tierna plegaria;
Donde por vez primera a llamar Madre
A María, patrona de este suelo,
De pureza y de estrellas coronada!
¡Salud, villa querida! ¡Dios consienta
Que en medio a tus vergeles y enramadas
Pueda vivir en la vejez caduca!
El pecho libre de zozobras y ansias;
No ver la Media Luna en tus almenas;
Contemplarte feliz, rica y gallarda;
Amigos generosos, y una humilde
Tierra en tu campo, a mi deseo bastan.
Más siento enternecerme, y por mi nombre,
Que esta no es ocasión de quejas blandas,
Sino de ardor altivo y belicoso
Que asuste a la falange musulmana.
Allí está el centinela: llamar quiero,
Y que salga el Emir, que Dios abata.
Dirigiéndose al centinela en alta voz, como llamando, dice:
Soldado
¡Hola, cristiano altivo! ¿Qué demandas?
Embajador
Ver quisiera el emir que por acaso
Domina esa potente barbacana.
Soldado
Calma, sidi cristiano, y estad quieto,
Porque hoy no tengo de revuelta ganas.
¿Por acaso me has dicho?¿Qué apostamos
A que quieres cobrar estas murallas?
En ellas estoy bien, y el adquirirlas
Un flechazo costome en esta pata.
Embajador
Avisa a tu mandón, no charles tanto,
Y adviértele que vengo de embajada.
Soldado
¿Qué nos querrás decir? Ya lo sabemos:
que tu rey, que tu Dios y que tu patria...
Embajador
Hablador eternal, cumple tu oficio.
Soldado
Ya voy, ya voy; habrá otra vez jarana.
Vase.
Embajador
No solo de alcuzcuz, sino de miedo,
ración lleva ese mozo muy sobrada.
Aparece el emir en el castillo.
Emir
Califa del cristiano, alfaquí, jeque,
Aquí estoy, pues que dicen me buscabas.
Embajador
Moro, comendador, jefe, clavero,
Sultán, o lo que seas, dos palabras.
Emir
Dilas, y Alá te inspire y te conserve.
Embajador
Oye, y Dios me las dicte al pronunciarlas.
Pecados de mis gentes consintieron
Que cediera esa villa a vuestra audacia;
Pero bien sabes el valor y el brío
Que en su defensa demostramos ardua.
Era la noche, y por doquier crujía
El estruendo y fragor de la batalla.
Sangre, destrozos, mortandad y horrores,
Al resplandor de amarillenta llama,
Al cristiano envolvían y al alarbe
Cuando vino a asaltar esas murallas.
El fuego consumía las almenas;
Rotas caían cimbras y pilastras,
Y exánimes los jóvenes y ancianos
Daban y recibían muerte amarga.
Por fin vencisteis, porque el cielo quiso
castigar nuestras culpas atrasadas;
Más vuestra sangre enrojeció la tierra
Y del Clariano purpuró las aguas.
¿De qué os sirve el castillo de Ontinyent?
De continuo el cristiano os amenaza;
Paz, quietud no tendréis, si nuestra enseña
no nos dejáis poner en su alcazaba.
Cien valientes y cien jurado habemos
No desceñir la victoriosa espada
Ni quitarnos la espuela pinzadora,
ni abandonar el casco y la coraza,
Sin rescatar de vuestras rudas manos
Nuestra querida, nuestra dulce patria.
Tierras os dejaremos y heredades;
Al cultivo os daréis y a la labranza;
Seguros viviréis bajo el imperio
De nuestro rey y de sus leyes sabias;
Donde no, desde aquí prometo y digo
Que será vuestra raza exterminada,
Y que ni un pequeñuelo ha de quedaros
Que cuente vuestro afán a otras comarcas.
Emir
Embajador cristiano, bien conozco
Cuánto pueden recuerdos de la infancia,
Deseos de adquirir guerreras glorias,
Y afán de hallar tal villa restaurada;
Más ved que esos deseos son en vano;
Mirad que esos afanes os engañan;
Reparad que defiendo este castillo;
A buenas no tendréis en él entrada.
Embajador
Poco me importa, testarudo moro;
Si no a buenas, en él entraré a malas.
Emir
Mucho presumes de tu fuerte brazo.
Embajador
Mucho presumo y con razón sobrada.
Emir
Duélome de ello; a la menor refriega,
No pararéis hasta el peñón de Almansa.
¿Dónde está vuestro ejército? Menguado,
Sin fe, sin brío, sin poder, sin armas.
¿Cómo se ha de oponer al de Mahoma,
Que el sultán poderoso Abdalá manda?
Muy pronto a reforzarnos tropas nuevas
Van a llegar del África y del Asia;
Los ballesteros de Numidia horribles,
Que emponzoñan las flechas que disparan;
Los de rostro más negro que la noche,
Armados con gumías y con mazas;
Los que montan caballos más ligeros
Que el viento, y blanden poderosa lanza,
Y cien otros y cien, con los califas
Que vienen predicando guerra santa.
Pensad que ya Castilla no os ayuda,
Que Aragón no os auxilia, ni Navarra:
Que os abandona vuestro Dios, y es fuerza
Que cedáis a las lunas musulmanas.
Embajador
¡Emir! ¿Qué es lo que dices? ¿Es posible
Que así te ciegue tu soberbia vana?
¡Que a la menor refriega cederemos!
¡Que echaremos a huir de vuestra rabia!
¿No nos veis acosaros cada día
Y haceros humillar la frente airada?
¿No existía bien cerca de este sitio
Un pueblo, Ben Abray?¿Qué es de sus casas?
Os las quemó el cristiano, y hoy son era
Donde se aventan las trilladas parvas.
Vuestra mansión del Arbellar, ¿existe?
Ni el lugar conocéis en donde estaba;
Es un barranco y fuente, que el cristiano
Fuente de la Purísima la llama.
¡Que no tenemos fe! No nos conoces.
¿Pues por quién hoy al cielo se levantan
Piadosos corazones bendiciendo
A Cristo en la Agonía soberana?
¿Que vendrán a ayudaros esos blancos
Y esos negros leones y camellos,
De tigres y panteras africanas?
¡Que vengan, vive el cielo que a nosotros
Ni Lucifer para asustarnos basta!
Al Dios de los ejércitos tenemos
A nuestro lado con la diestra armada;
Cabalga en torbellino tormentoso,
Le sigue el trueno, el rayo le acompaña;
El ángel de la muerte va anunciando
Las iras del Eterno y su pujanza;
Dios guía nuestros fuertes escuadrones
Mientras por tierra combatiendo avanzan,
Y envía por el aire otros guerreros
Que aterrorizan vuestra fuerzas bravas.
Los mismos son que visteis en cien partes,
Desde el Salado a las gloriosas Navas;
Los mismos son, temblad de oír sus nombres;
Santiago aquí, San Jorge allá en Alfama;
Pero sospecho, Emir, que a mis razones
Tu duro fanatismo no se ablanda.
Emir
Y sospechas lo cierto, y va tu arenga
Siendo ya por demás cansada y larga.
Embajador
Más cansada ha de serte si en el campo
Tu espada se encontrara con mi espada.
Emir
Se hallará cuando gustes, que no cedo.
Embajador
Pues mírala ya pronta a la batalla.
Emir
¡Muslimes, a lidiar contra el cristiano!
Embajador
¡Cristianos, por Jesús y por la Patria!
Oíd: ¡Viva Ontinyent!
Todos
¡Viva!¡Viva!
Embajador
¡Valientes, a las armas!
Todos
¡A las armas!
Guerra: disparan todos y queda el castillo en poder de los cristianos.
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