En el recurso gubernativo interpuesto por don Antonio Morente
Cebrián, en nombre del excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, contra
la negativa del Señor Registrador de la Propiedad número 2 de dicha
ciudad, don Francisco Maqueda Morales a practicar una anotación
preventiva de embargo preventivo.
Hechos
I
Con fecha 7 de febrero de 2002, el Recaudador Municipal del
excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, expidió mandamiento de embargo
sobre la finca registral 9.794 del Registro de la Propiedad número 2 de
Málaga, cuyo titular registral es doña María Rocío P.L., de conformidad
con lo dispuesto en el artículo 128 de la Ley 230/1963, de 28 de diciembre,
en su redacción dada por el artículo 28.4 de la Ley 66/1997, de 30 de
diciembre, por existir indicios racionales de que, de no adoptarse tal
medida cautelar, se vería gravemente dificultado el cobro de la deuda, por
lo que tal anotación se solicita conforme prevé el apartado 2.b) del citado
artículo. En dicho mandamiento se solicita la notificación de la medida
cautelar al deudor, con la advertencia del lo establecido en el artículo
128.4 de la Ley General Tributaria. Asimismo, se hace constar que toda
la deuda a garantizar incluida en el mandamiento se encuentra liquidada
por lo que no es precisa la autorización judicial que previene el artículo
128 de la Ley General Tributaria.
II
Presentado el anterior mandamiento en el Registro de la Propiedad,
número 2 de Málaga fue calificado con la siguiente nota: "Visto por don
Jacinto Maqueda Morales, Registrador de la Propiedad de Málaga número 2,
Provincia de Málaga, el procedimiento registral identificado con el número
de 2002/1008 del presente año, iniciado como consecuencia de
presentación en el mismo Registro, del documento que se dirá, en virtud de
solicitud de anotación. En el ejercicio de la calificación registral sobre
la legalidad de los documentos presentados, obrantes en el procedimiento
de referencia, resultan los siguientes: Hechos. I. El mandamiento objeto
de la presente calificación autorizado por el excelentísimo Ayuntamiento
de Málaga, Área de Gestión Tributaria, el día 7 de febrero de 2002, fue
presentado por don Andrés Jaime Vázquez a las trece quince horas del
día 8 de febrero de 2002 diario/asiento número 62/468. II. En dicho
documento se han observado ciertas circunstancias que han sido objeto
de calificación desfavorable. Fundamentos de derecho. I. Los documentos
de todas clases, susceptibles de anotación, se hallan sujetos a calificación
por el Registrador, quien, bajo su responsabilidad ha de resolver acerca
de la legalidad de sus formas extrínsecas, la capacidad de los otorgantes
y la validez de los actos contenidos en los mismos, de conformidad con
lo establecido en los artículos 18 y 19 de la Ley Hipotecaria y 98 a 100
del Reglamento para su ejecución. II. En relación a las circunstancias
reseñadas en el hecho II anterior, debe tenerse en consideración: De
acuerdo a lo solicitado en base al artículo 128.2.b) de la Ley 230/1963, de 28
de diciembre, General Tributaria, en su redacción dada por el artículo
28.4 de la Ley 66/1997, de 30 de diciembre, de Medidas Fiscales,
Administrativas y de Orden Social: 1.o) Falta de constancia de la providencia
de apremio y de la diligencia de embargo de los inmuebles embargados,
indicando a quienes y en qué concepto se notificó el embargo, con expresión
del derecho del deudor sobre los mismos, e identificación, en su caso
del poseedor de las fincas; 2.o) No se expresa que la Administración
no puede facilitar, en el momento de expedirse el mandamiento, otros
datos, respecto de los bienes embargados. Todo ello conforme a lo dispuesto
en las letras a), b), c) y f) del artículo 126 del Reglamento General de
Recaudación, aprobado por Real Decreto 1684/1990, de 20 de diciembre,
no modificado por el Real Decreto 448/1995, de 24 de marzo, en relación
con los artículos 165 y 166 del Reglamento Hipotecario. III. De
conformidad con la regla contenida en el artículo 322 de la Ley Hipotecaria,
el Registrador debe proceder a la notificación de la calificación negativa
del documento presentado, quedando desde entonces automáticamente
prorrogado el asiento de presentación correspondiente, por un plazo que
vencerá a los sesenta días, contados desde la practica de la última de
las notificaciones que deban ser realizadas. Prórroga durante la cual, por
aplicación del principio hipotecario de prioridad contenido en los artículos
17, 24 y 25 de la Ley Hipotecaria, no pueden ser despachados los títulos
posteriores relativos a la misma finca, cuyos asientos de presentación,
por tanto, han de entenderse igualmente prorrogados hasta el término
de la vigencia, automáticamente prorrogada, del asiento anterior. Formas
de subsanación. Mediante la constancia acreditada en forma legal y
suficiente de las omisiones relacionadas. En su virtud, acuerdo suspender,
la anotación del documento objeto de la presente calificación, en relación
con las circunstancias expresamente consignadas, por la concurrencia de
los defectos igualmente se indica en el Fundamento de Derecho II de la
misma nota. Quedando automáticamente prorrogado el asiento de
presentación correspondiente durante el plazo de sesenta días a contar desde
que se tenga constancia de la recepción de la última de las notificaciones,
legalmente pertinentes, de conformidad con los artículos 322 y 323 de
la Ley Hipotecaria. Pudiendo no obstante el interesado o el funcionario
autorizante del título, durante la vigencia del asiento de presentación y
dentro del plazo de sesenta días anteriormente referido, solicitar que se
practique la anotación preventiva prevista en el artículo 42.9 de la Ley
Hipotecaria. Notifíquese al presentante y al funcionario del título calificado
en el plazo máximo de diez días naturales contados desde esta fecha.
Contra la presente nota de calificación cabe interponer recurso gubernativo
ante la Dirección General de los Registros y del Notariado dentro del plazo
de un mes a contar desde la fecha de su notificación, el cual podrá
presentarse en este Registro de la Propiedad, así como en cualquier otro
Registro de la Propiedad, o en cualquiera de los registros y oficinas
previstos en el artículo 38.4 de la Ley de Régimen Jurídico de las
Administraciones Públicas y del Procedimiento Administrativo Común, todo
ello de conformidad con lo dispuesto en los artículos 322 y siguientes
de la Ley Hipotecaria, en la redacción dada a los mismos por el artículo
102 de la Ley 24/2001 (31 de diciembre de 2001). En Málaga a 25 de
febrero de 2002. El Registrador. Firma Ilegible."
III
Don Antonio Morente Cebrián, en su calidad de Jefe de la Sección
de Recaudación del excelentísimo Ayuntamiento de Málaga, interpuso
recurso gubernativo contra la anterior nota y alegó: Que el mandamiento
calificado defectuoso se dicta al amparo de lo dispuesto en el artículo
128 de la Ley 230/1963, de 28 de diciembre, General Tributaria, y este
artículo contempla la posibilidad de establecer medidas cautelares, no
sólo respecto a deudas liquidadas (pero no apremiadas), sino incluso
respecto a deudas ni tan siquiera liquidadas bajo determinadas condiciones.
Que la inclusión de dicho artículo en la Ley 230/1963, de 28 de diciembre,
vino motivada por lo necesidad, precisamente, da evitar que el deudor
pudiese distraer bienes antes de llegar al procedimiento de apremio,
burlando así los derechos de la Hacienda Pública. Que la dicción de dicho
artículo presupone que, en el momento de adoptar la medida cautelar,
aun no se ha iniciado el procedimiento de apremio, pues, de haberse
iniciado, podría utilizarse la diligencia de embargo de bienes. Que dicho lo
anterior, esta claro que no puede exigirse que en el momento de practicar
la anotación del mandamiento, conste la notificación de la mentada
providencia o de la diligencia de embargo, pues puede que en el momento
de dictarse, ni tan siquiera se hayan acordado tales actos administrativos,
y si no se han acordado obviamente, tampoco podrán notificarse. Que
es de destacar, también, como el artículo 128.2 "in fine" de la Ley 230/1963,
señala que el embargo preventivo se asegure mediante su anotación, pero
no indica que el mismo se haga a través de una diligencia de embargo,
precisamente porque puede que ésta aun no se haya dictado. Que lo anterior
corrobora que en el momento de acordar la medida cautelar y, por tanto,
en el momento de anotar el mandamiento de embargo, no puede exigirse
la constancia de la notificación de la providencia de apremio y de la
diligencia de embargo, por que tales actos no existen. Es más, ni tan siquiera
cabría exigir, y por ello no lo impone el artículo 128 de la Ley 230/1963,
que constase previamente a la anotación, la notificación de la propia
medida cautelar al deudor por las siguientes razones: a) Por la pura lógica
de lo que implica una medida cautelar, pues si se trata de evitar que
el deudor se desposea de sus bienes antes de llegar al procedimiento de
apremio, tal fin se vería burlado si, previamente a la anotación, fuese
necesaria la notificación de la medida cautelar, pues entre el momento
de la notificación de la medida y el de su anotación, también podría realizar
actos dispositivos, ello sin perjuicio de notificarle tal medida una vez
acordada y anotada para que pueda interponer los recursos administrativos
que crea oportunos o, como dice el propio artículo 128, para solicitar
que se sustituya por otra garantía suficiente. b) Porque el propio artículo
128 prevé la notificación de la medida cautelar cuando se trata de
retenciones de devoluciones tributarias, notificándola simultáneamente (y no
previamente) al acuerdo de devolución, de donde se deduce que, en los
otros dos supuestos restantes de medidas cautelares (embargo preventivo
u otras legalmente previstas) la notificación habrá de hacerse con
posterioridad a su aseguramiento. c) Porque, a diferencia de lo que señala
el artículo 134 de la Ley 230/1963, tales medidas, si bien se practican
en virtud de mandamiento, no se revisten con forma de diligencia de
embargo, ya que ésta presupone que se haya dictado previamente la providencia
de embargo y, ésta, a su vez, la de apremio. En cualquier caso, el propio
artículo 134, incardinado dentro de la regulación del procedimiento
apremio, señala que la notificación al deudor se haga una vez hecho el embargo.
Que el embargo de bienes inmuebles puede actuarse como medida cautelar
prevista por el artículo 128 de la Ley 230/1963 (embargo preventivo) o
como anotación preventiva de embargo en base a una diligencia dictada
en el curso del procedimiento de apremio (artículo 134 de la Ley General
Tributaria). Los requisitos de los mandamientos establecidos por el artículo
126 del Real Decreto 1684/90, de 20 de diciembre, por el que se aprueba
el Reglamento General de Recaudación, únicamente son aplicables, como
se ha visto, a la anotación preventiva de embargo, pero no al embargo
preventivo de bienes.
IV
El Registrador en su informe de defensa de la nota argumentó lo
siguiente: Que no son objeto de recurso el último inciso del defecto primero
y el defecto segundo. Que entendido el embargo como una declaración
de voluntad del órgano judicial o administrativo competente por el que
se afectan o vinculan determinados bienes a un proceso de ejecución o,
en el caso presente, se toman las cautelas adecuadas que aseguran el
efectivo cumplimiento de la resolución definitiva que recaiga en el proceso
(Sentencias del Tribunal Constitucional de 10 de febrero y 17 de diciembre
de 1992), la forma de dar publicidad a estas situaciones seria la anotación
preventiva. Que los actos de gestión en materia tributaria constituyen
actividad "reglada" y son "impugnables" en la vía administrativa y jurisdiccional
en los términos establecidos en las leyes (artículo 7 de la Ley General
Tributaria 230/1963, de 28 de diciembre), precepto que implica la
existencia de un acto o resolución fiscal tomado con arreglo a derecho y que,
en su caso, puede ser recurriere, lo que, a su vez, exige el conocimiento
del sujeto pasivo a los efectos del posible recurso. Que, en el caso que
nos ocupa, no existe resolución administrativa ni propuesta de la misma,
base del mandamiento, que haya sido notificado al deudor, y el registrador
informante a fin de que el titular registral no pueda ser afectado si el
procedimiento objeto de la resolución no ha tenido la intervención prevista
por la ley en las condiciones mínimas exigidas para conseguir que no
sufra las consecuencias de una indefensión procesal, garantía del derecho
constitucional a la tutela judicial efectiva, en el sentido que debe entenderse
el artículo 100 del Reglamento Hipotecario, en correspondencia con los
artículos 1, 20 y 40 de la Ley Hipotecaria, y resoluciones de 13 de febrero
y 21 de octubre de 1992, ha emitido la calificación negativa. Que, en tal
sentido ha de tenerse en cuenta lo establecido en el 134 de la Ley General
Tributaria (redactado por la Ley 25/1995, de 20 de julio). Que de este
precepto se deduce: a) Su imperatividad; b) Su necesariedad; c) Su
indiscriminación (no se distingue entre embargos definitivos o
preventivos); d) Notificación necesaria al deudor; e) Anotación de la diligencia
en el registro mediante mandamiento expedido por órgano competente
con el mismo valor que el judicial e incide en la imperatividad el artículo
58 de la Ley 30/1992, de 26 de noviembre. Que el recurrente alega que
las medidas cautelares del artículo 128 de la Ley General Tributaria
pre
suponen su anterioridad al inicio del procedimiento de apremio, pero como
ya se dijo, el artículo 7 de la Ley General Tributaria califica a los actos
de gestión tributaria como "actividad reglada" también que, si se procediese
a la notificación, el fin cautelar podría eludirse; pero es que el contribuyente
tiene derecho a formular alegaciones y a aportar documentos que serán
tenidos en cuenta por los órganos competentes al redactar la
correspondiente propuesta de resolución y a ser oído en el trámite de audiencia,
con carácter previo a la redacción de la propuesta de resolución (artículo
3 letras K y L de la Ley 1/1998, de 26 de febrero, de Derechos y garantías
de los contribuyentes). E igualmente que la Ley General Tributaria solo
prevé la notificación, simultánea y no previa de la medida cautelar en
caso de retenciones de devoluciones tributarias, por lo que en los demás
supuestos la notificación ha de ser posterior, lo que no coordina con la
necesaria aplicación restringida del precepto legal a los supuestos
tipificados y a la consiguiente interpretación estricta de las normas de carácter
excepcional sobre las que incide el caso debatido. Que, por último, la
Ley 1/2000, de 7 de enero, de Enjuiciamiento Civil, dedica el Título VI
del libro III, artículos 730 y 747, a la regulación del procedimiento para
la adopción de medidas cautelares, con especificación de las garantías
diversas del demandado (accesoriedad de las medidas, solicitud, audiencia
del demandado... ), lo que se trae a colación en punto a la referencia
del citado artículo 134 L.G.T en cuanto a la igualdad de valor que los
mandamientos judiciales de embargo.
Fundamentos de derecho
Vistos los artículos 42 de la Ley Hipotecaria; 128 y 134 de la Ley General
Tributaria; 553, 580, 587, 629 y 733 de la Ley de Enjuiciamiento Civil
y 139 del Reglamento Hipotecario.
1. El único de los defectos de la nota impugnada, objeto de este
recurso, relativo a la notificación del embargo, parte de la no diferenciación
entre la anotación preventiva de un embargo acordado como medida
cautelar previa al inicio "stricto sensu" del procedimiento de apremio
administrativo por débitos fiscales y la anotación preventiva del embargo
ejecutivo acordado en el seno mismo de ese procedimiento, una vez dictada
y notificada la providencia de apremio sin ser atendido el pago de la
deuda apremiada.
2. Esta no diferenciación se manifiesta en la pretensión de aplicar
al embargo cuestionado una exigencia que está prevista en la legislación
tributaria únicamente respecto del embargo ejecutivo, siendo evidente que
las sustanciales diferencias entre uno y otro, impiden extenderla a aquél.
Lo único que habrá de decidirse ahora es si para la anotación del embargo
cautelar cuestionado es preceptivo su previa notificación al deudor. Y,
en este sentido, la respuesta negativa se impone si se tiene en cuenta
las siguientes consideraciones: a) la necesidad de evitar que la
Administración vea frustrada su legítima expectativa de obtener el pago de
las deudas tributarias; b) la contemplación por la Ley General Tributaria
de la facultad de la Administración Tributaria de adoptar medidas
cautelares previas al inicio del procedimiento de apremio (cfr. su artículo
128); c) la limitación temporal de estas medidas cautelares previas, que
han de ser confirmadas una vez iniciado el apremio administrativo o
dejadas sin efecto en el plazo máximo de seis meses (cfr. artículo 128 de
la Ley General Tributaria); d) la no previsión legal específica de esta
necesidad de previa notificación del embargo preventivo, para su anotación
en el Registro de la Propiedad ni su necesaria derivación de los principios
registrales de legitimación y tracto, como lo evidencian el artículo 42 de
la Ley Hipotecaria, en relación con el artículo 139 del Reglamento
Hipotecario, y con los artículos 553, 580, 587 y 629 de la Ley de Enjuiciamiento
Civil; e) la específica previsión en la nueva Ley de Enjuiciamiento Civil,
de la adopción de medidas cautelares sin previa audiencia del afectado
(cfr. artículo 733 de la Ley de Enjuiciamiento Civil), así como la
equiparación legal entre los mandamientos judiciales de embargo y los
expedidos por el órgano competente para el procedimiento de apremio
administrativo (cfr. artículos 134 de la Ley General Tributaria); f) en fin, la
no existencia de un verdadero perjuicio para el embargado si se tiene
en cuenta que a las limitaciones temporales de esta medida cautelar ha
de añadirse la necesaria notificación de la providencia de apremio y de
la diligencia de conversión del embargo cautelar en definitivo para que
proceda la anotación de esta conversión.
Esta Dirección General ha acordado estimar el recurso interpuesto
y revocar la nota del Registrador.
Contra esta resolución los legalmente legitimados pueden recurrir
mediante demanda ante el Juzgado de lo Civil de la capital de la provincia
del lugar donde radica el inmueble en el plazo de dos meses desde su
notificación, siendo de aplicación las normas del juicio verbal, todo ello
conforme a lo establecido en los artículos 325 y 328 de la Ley Hipotecaria.
Madrid, 12 de noviembre de 2002.-La Directora general, Ana
López-Monís Gallego.
Sr. Registrador de la Propiedad número 2 de Málaga.
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